12 Jul Te contamos magníficas experiencias vitales
Detrás de cada uno de nuestros residentes hay una gran historia de vida, una vivencia digna de mención. Si eres uno de nuestros lectores habituales, ya conocerás algunas de ellas.
Hoy te contamos tres experiencias magníficas. ¡No te las pierdas!
Luis Vázquez
Luis comienza su historia recordando la escuela y destaca como momentos divertidos cuando faltaba a clase para jugar con sus amigos en la calle.
También nos habla de aquellos días especiales con su familia. Recuerda que los cumpleaños no se celebraban de manera especial, pero si el Día de los Santos. Cada 29 de agosto celebraban una gran fiesta con comida y su madre cocinaba cordero, un plato que a él le encantaba.
Algo que recuerda con mucho orgullo y entusiasmo fue el día en el que sacó un sobresaliente en clases de piano. Así como cuando fue a Granada con sus padres. Le hizo mucha ilusión hacer algo distinto por un día, ya que vivían en Motril. Visitaron la Alhambra, fueron de compras y después estuvieron en el cine. ¡Un día estupendo!
Por otro lado, recuerda con mucho anhelo cuando le leía los prospectos de las medicinas a su abuela, que se encontraba enferma. Algo que le hacía sentir muy útil. En cuanto a su abuelo, recuerda estar con él en el campo comiendo las migas que le cocinaba.
Luis nos cuenta que en su época adolescente, cuando estaba en el instituto, era un chico muy tímido. Recuerda su primer amor como un acontecimiento muy agradable.
Cuando entró en la Universidad de Derecho de Granada fue algo muy satisfactorio para él, y especialmente cuando logró acabar la carrera.
Asimismo, practicaba atletismo y participaba en competiciones. Una etapa de su vida muy feliz y emocionante. Luis recuerda estar siempre con sus compañeros de atletismo antes de cualquier competición, un hecho que le hacía sentirse muy protegido, al igual que en la época de Navidad cuando estaba con sus primos. Recuerda con anhelo los viajes que realizó a Salamanca y a Madrid con todos sus compañeros y amigos atletas.
Casi todos los domingos se iba de guateques a bailar con sus amigos y también iban al cine. Recuerda cuando vio la película de El Exorcista, ¡se lo pasó genial!
Finalmente nos cuenta que durante su época de adolescente estuvo trabajando un verano en París recogiendo manzanas. A Luis le gusta mucho viajar y visitar la capital francesa le encantó.
Pedro Quintanilla
Pedro nos cuenta que cuando era pequeño tocaba la trompeta en una pastoral de una iglesia, comenzó con 6 o 7 años.
Además, uno de los momentos que recuerda con mayor felicidad de su niñez es cuando paseaba con el Pastor Alemán de su vecino.
Asimismo, uno de los recuerdos que tiene de su padre es cuando le quitaba las ruedas de su bicicleta para que aprendiese a montar. De hecho, su bici fue uno de los regalos que más ilusión le hizo de su niñez.
Pedro lo pasaba genial con sus amigos. Nos cuenta que se metía con ellos en casas abandonadas para jugar y se divertía mucho.
De su etapa en la escuela, lo que más destaca es un dibujo que realizó de un barco con un castillo. Un momento, afirma, que fue muy feliz para sus padres.
Finalmente Pedro nos cuenta como jugaba con sus juguetes. Le encantaba construir locomotoras, coches de bomberos, cohetes, etc. ¡Una época muy alegre!
Isidro Fraga Fernández
Isidro, que tiene actualmente 72 años, recuerda que pertenecía a ‘La Peña de los Rebeldes’ en los años 60, en Jaraco (Gandia), localidad en la que residía. Él tenía 17 años y su peña contaba con ocho amigos. Uno de ellos tocaba la guitarra mientras que Isidro cantaba canciones mexicanas. Iban de pueblo en pueblo, recuerda con especial cariño la taberna de Vallinas, otro pueblo cercano, donde por sus fiestas hacían correr a las vaquillas y más de una vez se llevó algún que otro revolcón. En estas fiestas coincidían con otros amigos de otras peñas, como la de Los Piratas, pasando momentos inolvidables.